En la Biblia se narra un inesperado acontecimiento sobrenatural ; «Las Olas azotaban la barca, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua, se asustaron, y gritaron llenos de miedo: – ¡ Es un fantasma ! pero Jesús les habló diciéndoles : – ¡ Calma, soy yo: no tengan miedo !. Pedro le respondió: – señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua. Ven, dijo Jesús. Pedro comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús, el viento le asustó, al empezar a hundirse gritó – ¡ Sálvame, Señor !. Al momento, Jesús le tomó de la mano y le dijo: ¡ Qué poca fe tienes ! ¿Por qué dudaste?. » Es posible que pasemos por la misma situación una o varias veces en nuestra vida.Los mares de la vida en los que tendremos que andar, tal vez no sean el Mar de Galilea, de hecho no son mares físicos, son situaciones en las que algunas veces imitaremos a Jesús , a los discípulos o a Pedro. Pero sea cual sea el escenario, podremos salir adelante.

Una enfermedad, la falta de un empleo, no tener estabilidad física , emocional o económica. Una mudanza, emigrar, la pérdida de un ser querido, situaciones de inseguridad, guerras, conflictos políticos, dificultades en los estudios, no poder lograr ese negocio que tanto anhelamos, pueden convertirse en el mar en el que tengamos que caminar, si el miedo a no superarlo se apodera de nosotros , como Pedro, empezaremos a hundirnos, por ser humanos el miedo es natural pero poseemos la virtud divina de seguir adelante pese al miedo, enfrentarlo de la mejor manera que encontremos pero no retrocediendo , «Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».

Cuando empecemos a hundirnos por el miedo, si pedimos ayuda, ésta vendrá con total seguridad, así que jamás debemos sentir vergüenza de pedirla. La primera señal de que podremos caminar seguros sobre las aguas de la vida estará marcada por nuestro deseo de llegar a buen puerto, el deseo debe superar al miedo, nuestra decisión de sanar nuestras heridas , de lograr una meta y de tener gozo en la vida debe ser firme, sin titubeos, de esa manera cuando nos sintamos débiles, cansados, frustrados, amenazados, desprotegidos, vulnerables y estemos a punto de rendirnos , una mano nos sostendrá, nos salvará, la tormenta pasará y la calma, volverá.




