Un lunático perdido

Al regresar a casa luego de una larga jornada entre el trabajo y los estudios Enrique descubrió un atajo , un paraje donde se encontraba de frente a la Luna, quedó impresionado, al principio solo la miraba mientras caminaba, luego se detenía a hablarle contándole las cosas que había hecho durante el día, ya que había escuchado canciones, leído poemas y visto películas donde las personas hacían preguntas a la Luna, el decidió preguntar, a su mente solo se le ocurrían preguntas que él consideraba tontas o inútiles pero decidido a pasar un tiempo de relajación antes de llegar a casa hizo una lista de preguntas diaria, la primera pregunta fue ¿ Por qué debo trabajar? observó sus zapatillas, la mochila y pensó en el rico almuerzo que había llevado al trabajo, sonrió y no esperó la respuesta de la Luna. Era Luna Nueva

Su padre había fallecido hace un par de años y sobre ello le quería preguntar, suspiró y recordó risas, regaños, regalos, caminatas, comidas y paseos que había tenido con su padre, sintió que alguien a su lado le observaba, se quedó frio, inerte , respirando profundo. Enrique sabía que no tendría respuestas pero que jamás estaría solo puesto que alguien que lo amaba mucho, jamás le abandonaría aunque físicamente no estuviera presente. Era Luna LLena.

El camino le parecía mas corto en cada fase, era Cuarto Menguante cuando le preguntó directamente ¿Cuántos años viviré? él tenía diecinueve años, sus abuelos más de 80 años, su padre solo tenia 50 años cuando falleció y su madre 49, contó el resto de familiares , amigos y conocidos con diferentes edades. Pensamientos mas profundos llegaron a su mente, analizó brevemente la vida de algunos y no le gustaba lo que veía, sin embargo le reconfortaba la clase de vida de otras personas y decidió que aunque viviera veinte años o cien, haría de su vida algo que le gustara recordar y que le llenara de orgullo.

En Cuarto creciente ya era común las conversaciones que él creía tener con la Luna, aunque en realidad todas las respuestas estaban en su mente pero para encontrarlas necesitaba paz, serenidad y momentos de tranquilidad que ese paraje y la Luna le daban.

No siempre podremos detenernos a ver la Luna , una puesta del sol, el amanecer o la belleza que la naturaleza nos da, pero sí podemos encontrar un momento del día para conectar con nuestra mente, descansar y recobrar fuerzas para continuar en ésta hermosa lucha que se llama vida.

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